Riesgos |
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Noviembre
2011 |
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¿UN ERROR DE APRECIACIÓN?
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Cuando se paga con U$S 2300 millones
una falla en los controles. El UBS, que ha estado luchando para restaurar su reputación después que se convirtiera en una de las mayores víctimas de Europa durante la crisis bancaria del 2008, alertó el pasado Septiembre a la policía de Londres, sobre supuestas “operaciones no autorizadas” por uno de sus empleados y se embarcó en una investigación interna de amplio alcance. Uno de sus traders, Kweku Adoboli M., fue acusado de ser deshonesto e imputado de hacer operaciones no autorizadas, de fraude y contabilidad falsa, en lo que parece ser un intento de encubrir malas decisiones que luego, se fueron de control. Los $ 2300 millones de dólares de pérdida del UBS envueltos en esta operatoria, demuestran una vez más, cómo un empleado que conozca como es el juego interno contable y los reportes, puede causar estragos en una entidad financiera. El acusado trabajaba para la llamada mesa Delta One del UBS, sector responsable de ayudar a los clientes con la negociación de derivados sobre la base de fondos negociados en bolsa, igual sector en que lo hacía el Sr. Kerviel en el Société Genérale, donde se generaron pérdidas por cerca de $ 7000 millones de dólares. Este tipo de operaciones, consideradas de bajo riesgo por las entidades, condujo a una menor supervisión de los involucrados y de sus operatorias. Esa idea errónea, de que un riesgo mínimo equivale a un menor potencial de conductas peligrosas, quedó drásticamente destruida con la detención del Sr. Adoboli, luego que le costara al banco, nada menos que 2300 millones de dólares. El riesgo puede provenir de cualquier sector de una entidad, cuando los sistemas de contabilidad pueden ser manipulados para ocultar el impacto real de las transacciones. Sin embargo, el Sr. Adoboli no ha sido acusado de malversación de fondos o de dirigir operaciones en su propio beneficio. Las transacciones fueron legítimas, por lo que el UBS no puede aducir que fueran falsas, incluso cuando el operador no estaba autorizado para hacerlas.No parece que haya posibilidad para que el banco pueda recuperar el dinero perdido. La acusación que enfrenta el señor Adoboli no es de ser ladrón, pero si, de abusar de su autoridad a través de actos deshonestos, un tipo de fraude que es similar al tipificado por el “Right of Honest Services” ley de los Estados Unidos, cuya Corte Suprema, ha limitado de manera significativa su alcance en el caso contra Jeffrey K. Skilling, ex ejecutivo de Enron, al exigir a los fiscales que para demostrar la conducta deshonesta de los involucrados debía probarse la percepción de sobornos o comisiones por parte de ellos. En virtud de este análisis, el Sr. Adoboli no podría ser acusado por violación de la ley de “Right of Honest Services”, si su conducta fuera juzgada allí. Sin embargo, hubiera sido imputado bajo la ley de Fraude Bancario. El señor Kerviel, por su actuación en el Société Genérale, recibió una condena de tres años en Francia. El Sr. Adoboli puede estar buscando algo en ese rango, si es hallado culpable. Los tribunales británicos no han sido tan severos en la imposición de penas por delitos financieros, como sus homólogos americanos, donde las sentencias de 10 años o más de prisión para los acusados de delitos de cuello blanco se han convertido en algo habitual. Un error de apreciación sobre la importancia y riesgos involucrados de un sector o una operatoria, pueden llevar a una Entidad a afrontar un serio perjuicio reputacional y un costo económico elevadísimo. |
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