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La desaceleración productiva tiende a profundizarse y una paridad cambiaria paralela puede llegar a impactar negativamente sobre las expectativas inflacionarias.
A medida que transcurre el año
y se conocen nuevos datos sobre el comportamiento del nivel de actividad.
Se hace evidente que la desaceleración productiva tiende a profundizarse
y con ello también las discrepancias entre la información
oficial y la elaborada por distintos centros privados y cámaras
empresariales, tal como aconteció en el año 2009.
De acuerdo a los registros del Indec, el Estimador Mensual de Actividad
Económica que anticipa el comportamiento del PIB, experimentó
un incremento del 4,8% en el primer trimestre del corriente año,
nivel claramente inferior al observado en el primer trimestre de 2011,
cuando el PIB se expandió 9,9%. Por su parte, algunos cálculos
privados -como, por ejemplo, el Índice General de Actividad que
elabora la consultora OJF y Asociados- muestran una desaceleración
más marcada, ya que señalan que en el período enero-abril
la actividad económica solo creció 1,2% interanual.
Desde el punto de vista del comportamiento de la demanda agregada, parece
evidente que tanto el consumo como las inversiones recorren un sendero
menos expansivo que en 2011. En el caso del consumo se observa un deterioro
estacional en la capacidad de compra, como consecuencia del efecto simultáneo
del proceso inflacionario, por un lado, y la demora en el cierre de
las negociaciones salariales, por el otro. Además, también
influye el elevado nivel de endeudamiento de amplios sectores de consumidores.
La inversión productiva, a su vez, tiende a limitarse como consecuencia
de las proyecciones sobre un menor crecimiento económico y por
otros factores -la política cambiaria, por ejemplo. que adicionan
elementos de incertidumbre. Al respecto, cabe señalar que las
importaciones de bienes de capital cayeron 14% en el primer cuatrimestre
del corriente año (37% en abril), siendo un rubro que se supone
exento de las restricciones para su ingreso al país.
El comercio exterior, a su vez, realizó un aporte positivo a
la evolución de la demanda agregada, si se considera que el superávit
del intercambio aumentó 56% en el primer cuatrimestre, con respecto
a igual período del año anterior.
Sin embargo, tal comportamiento del intercambio comercial obedece, principalmente,
al control sobre las importaciones -que disminuyeron 4% en el cuatrimestre-,
política que por otro lado puede estar limitando la producción
local de determinados sectores, ya sea por dificultades en el abastecimiento
de ciertos insumos del exterior o bien por represalias sobre nuestras
exportaciones hacia algunos mercados.
Por el lado de las exportaciones, por su parte, corresponde señalar
que su desempeño en el primer cuatrimestre ha sido más
bien modesto, si se considera que su incremento interanual fue del 4%.
La explicación del bajo crecimiento incluye varios factores causales,
pero se destacan, en particular, la menor producción de la cosecha
2011/2012 y la pérdida de dinamismo en las ventas de automóviles
a Brasil.
Por otra parte y más allá de los fenómenos coyunturales,
el sector externo está en el centro de un debate más profundo,
que involucra también la evolución del proceso inflacionario
y la competitividad de la economía, en particular del sector
industrial. Por razones antiinflacionarias, el tipo de cambio real se
ha apreciado fuertemente en los últimos años, restando
competitividad a los sectores de bienes transables y en especial a la
industria. El debate consiste, precisamente, en entender si esta situación
es sostenible en el tiempo y qué tipo de consecuencias puede
provocar.
Un segmento cada vez más amplio de los actores económicos
interpreta que la situación no es sostenible y que en algún
momento del futuro será necesario efectuar una corrección
del tipo de cambio. En tal contexto, las crecientes restricciones para
la adquisición libre de divisas han provocado el surgimiento
de una paridad cambiaria marginal o paralela, que puede llegar a impactar
negativamente sobre las expectativas inflacionarias y en la formación
misma de los precios.
Fuente: Informe Económico De Coyuntura publicado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Junio 2012.
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