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Los pronósticos son más optimistas
para el 2013, considerando un incremento importante de la producción
agrícola 2012/2013 y una recuperación de la economía
brasileña.
Los datos acumulados hasta el tercer
trimestre del corriente año muestran una fuerte desaceleración
de la actividad productiva -según la información oficial-
o bien directamente un estancamiento -de acuerdo a cálculos privados-.
En todos los casos, no obstante, se coincide en que los sectores productores
de bienes -agro, industria y construcción, principalmente- mostraron
una performance más negativa que los sectores productores de
servicios.
En la comparación intermensual, de todos modos, se comprueba
que a partir del mes de julio la mayoría de los indicadores del
nivel de actividad tienden a expresar una mejora, por lo cual se espera,
que la segunda mitad del año refleje una recuperación
de la tasa de crecimiento del PBI. En el mejor de los casos, sin embargo,
se proyecta una moderada expansión para todo el 2012, de una
magnitud que en un reciente informe de la Cepal se establece en el 2%.
Los pronósticos son más optimistas para el 2013, considerando
un incremento importante de la producción agrícola 2012/2013
–recordar que la campaña precedente fue afectada por la
sequía– y una recuperación de la economía
brasileña. Ambas circunstancias, sumadas a menores compromisos
de deuda pública, Podrían generar un excedente adicional
de divisas superior a los u$s 12.000 millones en el 2013.
La obtención de tal excedente flexibilizaría la restricción
externa, que ha impulsado hasta aquí tanto el control de importaciones
como las crecientes dificultades para acceder al mercado de cambios.
Bajo las condiciones de un mejor escenario del sector externo para el
2013, el gobierno podría ampliar su margen de acción para
impulsar políticas de expansión del consumo, teniendo
en cuenta los desafíos de un año electoral.
En consecuencia, es factible que el gobierno modere parcialmente los
controles sobre las importaciones para viabilizar un mayor crecimiento
de la economía, por un lado, al tiempo que puede continuar con
la política de retraso cambiario para no exacerbar el proceso
inflacionario. Todo esto, seguramente, en el marco de la permanencia
de severas limitaciones para acceder al mercado de cambios, dada la
existencia de una significativa demanda potencial de divisas por razones
de atesoramiento.
El otro instrumento que presumiblemente
juegue un rol expansivo en el 2013 es la política fiscal, más
allá que los números del Presupuesto para dicho año
sugieran lo contrario. Al respecto corresponde señalar, por ejemplo,
que se prevé un incremento del gasto público primario
de solo el 15.5%, incluyendo un aumento mínimo en los subsidios
al transporte y la energía del 3%. Sin embargo y tal como ha
ocurrido en años anteriores, el gasto público en la realidad
superará ampliamente al presupuestado y la diferencia será
solventada con excedentes de recaudación y con fondos provenientes
del Banco Central y la Anses.
Las proyecciones señaladas, en el sentido de un escenario 2013
con políticas expansivas, basadas en mayor excedente de divisas,
atraso cambiario e incrementos del gasto público financiado crecientemente
con emisión monetaria pueden tener un impacto positivo, aunque
moderado, sobre el ritmo del crecimiento económico. El ya señalado
informe de la Cepal, prevé un aumento del 3,5 % del PIB de nuestro
país en el año 2013.
De todos modos, las políticas fiscal, monetaria y cambiaria proyectadas
conllevan también riesgos de desequilibrios macroeconómicos,
en particular referidos a una aceleración del proceso inflacionario,
por un lado, y a una creciente pérdida de competitividad, por
el otro. En ambos temas, además, juega un papel relevante el
comportamiento negativo de la inversión, que cayó 15%
en el segundo trimestre del 2012.
La pérdida de dinamismo del proceso inversor está asociado,
en parte, al desincentivo provocado por la significativa desaceleración
productiva registrada en la primera mitad del año en curso, pero
fundamentalmente por la creciente incertidumbre que generan las sucesivas
restricciones sobre el comercio exterior, el mercado de cambios, el
giro de utilidades, el financiamiento en divisas, el desconocimiento
de la inflación, etc. Cabe recordar, por cierto, que las decisiones
de inversión están siempre vinculadas a escenarios temporales
de mediano y largo plazo.
Informe Económico de Coyuntura -Noviembre de 2012- Consejo
Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
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