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Se
amplió el Superávit Comercial, a pesar de la caída
de las exportaciones.
Conocidos
los principales datos estadísticos de lo acontecido en la economía
argentina en 2012, se pueden obtener algunas conclusiones interesantes.
Además, tales indicadores señalan fortalezas y debilidades
que permiten sustentar ciertas reflexiones sobre las expectativas para
2013.
En primer lugar, se comprueba que la economía experimentó
una fuerte desaceleración productiva en 2012, ya que el incremento
del PIB, que había sido de 8,8% en 2010 y de 7,0% en 2011, descendió
a 1,9% en 2012. Inclusive, como es habitual, la mayoría de los
analistas privados considera que la expansión productiva del
año pasado fue más modesta aún.
Llamativamente, además, a pesar del freno al crecimiento la tasa
de inflación se sostuvo en altos niveles, del orden de 25% anual,
según las estimaciones privadas.
En consecuencia, el fenómeno inflacionario parece haber alcanzado
una cierta autonomía y pierde relación con el nivel de
actividad económica.
En el sector externo, por su parte, se observó un aumento en
el superávit comercial de 2012, que ascendió a u$s 12.700
millones, a pesar de una contracción de las exportaciones de
3%. La ampliación del superávit tiene que ver con una
caída más significativa aún de las importaciones
-de 7%-, como consecuencia del menor nivel de actividad y del control
oficial sobre las mismas.
La insuficiencia de divisas ha retornado, sin embargo, como una restricción
significativa y el ejemplo más contundente es la creciente limitación
a la compra de moneda extranjera.
En el terreno fiscal y por primera vez en muchos años, se registró
un déficit en el resultado primario –esto es, antes del
pago de intereses de la deuda pública–, que fue superior
a los $ 7.000 millones, a pesar del creciente uso de recursos financieros
provenientes del BCRA, la Anses y otros organismos del Estado. La profundización
del conflicto entre la nación y las provincias por el uso de
los recursos públicos, constituye una evidencia sobre la presencia
de desajustes presupuestarios cada vez más importantes.
En el mercado laboral, el descenso del nivel de actividad provocó
un aumento de la tasa de desocupación hasta el trimestre III
de 2012 (7,6%), pero luego descendió hacia fin de año
a 6,9%. De todos modos, es evidente que la generación de empleo
por parte del sector privado se ha desacelerado sensiblemente desde
el año 2007 en adelante, en tanto que el incremento del empleo
público –que ha sido relevante en los últimos años–
también pierde dinamismo de la mano de los problemas presupuestarios
de muchas jurisdicciones, en particular de provincias y municipios.
El escenario planteado por el de-sempeño de la economía
argentina en 2012, muestra un debilitamiento significativo en los principales
factores que sustentaron el crecimiento en los últimos años
por el lado de la demanda agregada. Tanto el consumo como la inversión
y las exportaciones, perdieron dinamismo en 2012, en parte por razones
circunstanciales –como la sequía que afectó la producción
agrícola–, pero fundamentalmente por restricciones macroeconómicas
y expectativas negativas que están erosionando los niveles de
competitividad.
A partir del contexto señalado cabe proyectar un comportamiento
económico similar en 2013, aunque puede esperarse una mejora
en los indicadores de crecimiento, básicamente por el lado de
las exportaciones, si se concreta una mayor producción en la
actual campaña agrícola y con elevados precios internacionales
y, por otro lado, si se confirma la recuperación del mercado
brasileño parala colocación de nuestros productos. Con
respecto al PIB de Brasil, se estima que habría crecido solo
1% en 2012 y la proyección oficial es 4% para 2013. Sin embargo,
las proyecciones no oficiales son más modestas y oscilan entre
2,5% y 3% para el año en curso.
En definitiva, la idea es que una mejora en las exportaciones argentinas
en 2013 permitiría flexibilizar los controles sobre las importaciones
y, con ello, mejorar el desempeño de la industria, que tuvo un
resultado negativo en 2012. Si a la esperada reactivación del
nivel de actividad económica –aunque sea moderada–
se le agrega una inyección fiscal por el lado del gasto público,
el gobierno considera que podría generar condiciones electorales
más favorables durante el corriente año.
Al mismo tiempo, sin embargo, es factible que continúen deteriorándose
las condiciones macroeconómicas (inversión, competitividad,
estabilidad monetaria, etc.) que permitirían viabilizar un crecimiento
sostenido de mediano y largo plazo.
Evolución del balance
comercial
El comercio exterior
del país presentó en 2012 una reducción de su monto
total, que fue de 5% respecto del año precedente.
Si bien tanto las ventas como las compras externas disminuyeron en sus
valores totales, esto fue más notorio en las importaciones, que
bajaron 7% frente a 3% de reducción en las exportaciones.
Esto último significa una cierta reversión de la tendencia
de los años anteriores, cuando el aumento de las importaciones
superaba el incremento de las exportaciones. Como consecuencia, en 2012
se alcanzó un superávit comercial mayor que en los dos
años precedentes
.
La disminución de las importaciones fue exclusivamente el resultado
de una baja de los volúmenes físicos (-7%), ya que los
precios no variaron.
A su vez, la reducción de las exportaciones se debió a
una caída de 5% en las cantidades y un incremento de 2% en los
precios.
La caída de los volúmenes importados -factor clave del
mayor superávit comercial- respondió básicamente
a las restricciones a las importaciones dispuestas por las autoridades
y al débil desempeño productivo de la industria manufacturera.
Con respecto a la reducción de los volúmenes exportados
y más allá de la tendencia bajista de la demanda externa
–a raíz de la crisis internacional- y ciertos problemas
de competitividad de la producción local, resultaron decisivos
los efectos de la sequía sobre la producción exportable
disponible, así como la contracción de las compras de
Brasil, especialmente en automotores.
Fuente: Informe Económico de Coyuntura - Marzo de 2013
- Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. |