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La inflación, el cepo,
el control de importaciones y el estancamiento de inversiones y empleo
son signos de importantes desequilibrios.
A finales de 2012 y a punto de
finalizar un año en el que se había verificado una fuerte
desaceleración del crecimiento económico –el PIB
aumentó 1,9%, contra 8,9% en 2011–, los pronósticos
tendían a ofrecer una visión algo más optimista,
de la mano de un repunte esperado de las exportaciones –por mejor
campaña agrícola y mayores ventas de autos a Brasil–
y un sostenido impulso al consumo por razones electorales
.
Los números de los primeros meses del año en curso, sin
embargo, evidenciaron que la recuperación del dinamismo productivo
había sido poco visible, especialmente para los sectores productores
de bienes. En el primer cuatrimestre del año la producción
industrial experimentó un crecimiento interanual de solo 0,1%,
en tanto que la actividad de la construcción se expandió
1,7%.
En las proximidades de mediados del corriente año, de todos modos,
los registros tienden a mostrar una reactivación más vigorosa,
como consecuencia de varios factores de efecto positivo.
En primer lugar, la concreción de un incremento importante en
la cosecha de granos gruesos de la campaña 2012/2013 –tanto
en soja como en maíz–, con impacto sobre las cifras estadísticas
del segundo y tercer trimestre del año.
En segundo lugar, una fuerte expansión de la producción
automotriz, con alzas interanuales superiores al 30% a partir del pasado
mes de abril. Ello obedece tanto al aumento de las ventas en el mercado
interno –dadas las restricciones que impone el cepo cambiario
para la adquisición de divisas–, como al incremento de
las exportaciones –en particular a Brasil, hacia donde se observa
una suba de casi 50% en los primeros cinco meses del año–.
Por otro lado, hacia mitad del año se concretaron la mayoría
de las negociaciones paritarias, con incrementos salariales del orden
del 24% o ligeramente superiores. Si bien tal ajuste está en
línea con los registros inflacionarios, en los próximos
meses se observará, seguramente, una mayor demanda de bienes
de consumo. En igual sentido jugará el aumento del 35% en la
asignación universal por hijo (AUH), con vigencia desde el 1°
de julio.
Además, como es habitual en períodos preelectorales, se
prevé una expansión de la obra pública, en tanto
que se mantendrán las tarifas sin alteraciones significativas
para no afectar el poder adquisitivo del salario. Todo esto, se espera,
también contribuirá a fortalecer el consumo; aunque, por
otro lado, continuará deteriorando el resultado fiscal y con
ello impulsando su principal fuente de financiamiento, que es la emisión
monetaria.
De todos modos, la economía argentina continúa atravesando
una situación caracterizada por importantes desequilibrios, cuyas
manifestaciones más visibles son la inflación, el cepo
cambiario, el control de importaciones y, más esencialmente,
el estancamiento de las inversiones y de la generación de empleo.
Bajo tales circunstancias, es muy difícil recuperar un sendero
genuino de crecimiento, con lo cual los estímulos actuales sólo
pueden traducirse en una reactivación efímera.
La posibilidad de que la Reserva Federal aumente las tasas de interés
en Estados Unidos, podría significar un reflujo de los fondos
financieros hacia dicho país y, con ello, la apreciación
del dólar y el consecuente efecto depresivo sobre la cotización
mundial de las materias primas. En tal contexto, además de la
pérdida de dinamismo del comercio internacional, pueden aparecer
presiones devaluatorias en nuestros países vecinos –por
salida de flujos financieros–, afectando nuestra competitividad
relativa.
Evolución del balance de pagos
Según las últimas estimaciones del Indec, la cuenta corriente
del balance de pagos presentó en el primer trimestre del corriente
año un déficit de u$s 2.380 millones, monto que prácticamente
duplica el de igual período de 2012.
Considerando que el saldo de la cuenta corriente constituye uno de los
indicadores básicos del sector externo de la economía
de un país, conviene analizar las variaciones principales que
operaron con relación al año precedente: • una reducción
de 36% en el superávit comercial o de bienes (tomando las importaciones
a precios FOB), el cual fue de u$s 2.006 millones; • un aumento
de 45% en el déficit de servicios, el que alcanzó a u$s
1.575 millones, y • una baja de 13% en el déficit de la
cuenta rentas de la inversión, el cual fue de u$s 2.736 millones.
En síntesis, la contracción del superávit comercial
en el trimestre se debió a la desfavorable evolución del
comercio de bienes y de servicios –en ese orden–, compensado
en mucha menor medida por un menor egreso neto de rentas de la inversión.
En el balance comercial se observó una disminución de
las exportaciones (-2,5%) y una suba de las importaciones (4,9%).
Las variaciones de los precios fueron positivas en ambos casos, si bien
algo mayores en las importaciones.
Entre las ventas externas se destacaron por su mayor valor absoluto
las de automotores y las de cereales, correspondiendo las mayores bajas
a combustible y energía, y el complejo oleaginoso.
Las importaciones de combustibles y lubricantes y las de bienes de consumo
se destacaron por su mayor aumento relativo, confirmando en el primer
caso el importante déficit de la balanza energética.
El mayor déficit de la cuenta de servicios se debió a
variaciones interanuales moderadas, que fueron negativas en los ingresos
y positivas en los egresos. Un ejemplo de estas variaciones es el rubro
de viajes (turismo en gran medida).
Por otra parte, la cuenta financiera arrojó un ingreso neto de
u$s 1.261 millones, superior en 18% al del primer trimestre de 2012,
debido a las siguientes variaciones:
• una importante variación favorable del sector bancario
(BCRA y otras entidades), que pasó de un egreso neto de u$s 1.069
millones en 2012 a un ingreso de 471 millones en el primer trimestre
del presente año; • una disminución de 49% en el
ingreso neto del sector privado no financiero, que bajó de u$s
1.647 millones a 842 millones; los ingresos se originaron principalmente
en flujos de inversión extranjera directa, compensados parcialmente
por la formación de activos externos, la cual disminuyó
79% interanual; en estas variaciones influyó decisivamente una
serie de medidas adoptadas por las autoridades, y • una reversión
del saldo positivo del sector público no financiero, que pasó
de un ingreso neto de u$s 493 millones a un egreso neto de 52 millones.
En síntesis, el balance de pagos del primer trimestre de 2013
mostró –inversamente a lo registrado un año atrás–
un fuerte egreso neto causado principalmente por mayores egresos netos(o
menores ingresos) por el balance comercial y el sector privado no financiero,
compensados parcialmente por variaciones favorables en el sector bancario
y rentas de la inversión.
Como resultado de todas las transacciones realizadas (incluyendo el
rubro de errores y omisiones), durante el primer trimestre del corriente
año el Banco Central redujo sus tenencias de reservas internacionales
en u$s 2.583 millones. A fin de marzo pasado, dichas tenencias sumaban
u$s 40.446 millones.
Informe Económico de Coyuntura – Julio de 2013 – Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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