Coyuntura
 
Junio 2012

DESEQUILIBRIOS MACROECONÓMICOS Y RESTRICCIONES CAMBIARIAS

 

 
 

La desaceleración productiva tiende a profundizarse y una paridad cambiaria paralela puede llegar a impactar negativamente sobre las expectativas inflacionarias.

A medida que transcurre el año y se conocen nuevos datos sobre el comportamiento del nivel de actividad. Se hace evidente que la desaceleración productiva tiende a profundizarse y con ello también las discrepancias entre la información oficial y la elaborada por distintos centros privados y cámaras empresariales, tal como aconteció en el año 2009.

De acuerdo a los registros del Indec, el Estimador Mensual de Actividad Económica que anticipa el comportamiento del PIB, experimentó un incremento del 4,8% en el primer trimestre del corriente año, nivel claramente inferior al observado en el primer trimestre de 2011, cuando el PIB se expandió 9,9%. Por su parte, algunos cálculos privados -como, por ejemplo, el Índice General de Actividad que elabora la consultora OJF y Asociados- muestran una desaceleración más marcada, ya que señalan que en el período enero-abril la actividad económica solo creció 1,2% interanual.

Desde el punto de vista del comportamiento de la demanda agregada, parece evidente que tanto el consumo como las inversiones recorren un sendero menos expansivo que en 2011. En el caso del consumo se observa un deterioro estacional en la capacidad de compra, como consecuencia del efecto simultáneo del proceso inflacionario, por un lado, y la demora en el cierre de las negociaciones salariales, por el otro. Además, también influye el elevado nivel de endeudamiento de amplios sectores de consumidores.

La inversión productiva, a su vez, tiende a limitarse como consecuencia de las proyecciones sobre un menor crecimiento económico y por otros factores -la política cambiaria, por ejemplo. que adicionan elementos de incertidumbre. Al respecto, cabe señalar que las importaciones de bienes de capital cayeron 14% en el primer cuatrimestre del corriente año (37% en abril), siendo un rubro que se supone exento de las restricciones para su ingreso al país.

El comercio exterior, a su vez, realizó un aporte positivo a la evolución de la demanda agregada, si se considera que el superávit del intercambio aumentó 56% en el primer cuatrimestre, con respecto a igual período del año anterior.

Sin embargo, tal comportamiento del intercambio comercial obedece, principalmente, al control sobre las importaciones -que disminuyeron 4% en el cuatrimestre-, política que por otro lado puede estar limitando la producción local de determinados sectores, ya sea por dificultades en el abastecimiento de ciertos insumos del exterior o bien por represalias sobre nuestras exportaciones hacia algunos mercados.

Por el lado de las exportaciones, por su parte, corresponde señalar que su desempeño en el primer cuatrimestre ha sido más bien modesto, si se considera que su incremento interanual fue del 4%. La explicación del bajo crecimiento incluye varios factores causales, pero se destacan, en particular, la menor producción de la cosecha 2011/2012 y la pérdida de dinamismo en las ventas de automóviles a Brasil.

Por otra parte y más allá de los fenómenos coyunturales, el sector externo está en el centro de un debate más profundo, que involucra también la evolución del proceso inflacionario y la competitividad de la economía, en particular del sector industrial. Por razones antiinflacionarias, el tipo de cambio real se ha apreciado fuertemente en los últimos años, restando competitividad a los sectores de bienes transables y en especial a la industria. El debate consiste, precisamente, en entender si esta situación es sostenible en el tiempo y qué tipo de consecuencias puede provocar.

Un segmento cada vez más amplio de los actores económicos interpreta que la situación no es sostenible y que en algún momento del futuro será necesario efectuar una corrección del tipo de cambio. En tal contexto, las crecientes restricciones para la adquisición libre de divisas han provocado el surgimiento de una paridad cambiaria marginal o paralela, que puede llegar a impactar negativamente sobre las expectativas inflacionarias y en la formación misma de los precios.

Fuente: Informe Económico De Coyuntura publicado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Junio 2012.